Fray en Hamburgo

Mi año de prácticas Erasmus en Alemania... y lo que se tercie!

Siguiendo la tradición de bautizar con alguna clase de apelativo algunas de mis ciudades favoritas, le he concedido éste a la ciudad de Hamburgo, por varias razones sopesadas detenidamente; en principio tenía otras ideas en la cabeza, pero esta la que mejor se ajusta a lo que he visto hasta ahora.Segunda ciudad de Alemania después de Berlín, Hamburgo se cuenta entre los puertos más grandes del mundo; de hecho, es el noveno más grande, con casi un 10% de la superficie total de la ciudad, y con rutas que visitan los cinco continentes.


Muchos edificios históricos y muy variados, aunque lo que más destacan son las cinco principales torres de la ciudad, que pueden contemplarse desde cualquier punto de Hamburgo medianamente alejado de todas ellas. Mis favoritas, la torre del ayuntamiento, la de la antigua catedral y la de la iglesia St. Michael. La ofensiva aliada en la Segunda Guerra Mundial trajo mucha felicidad al mundo, pero muy poca a la Alemania nazi de entonces, lo que causó que más del 80% de la ciudad de Hamburgo de la época fuera destruida. Lástima de catedral (entre otras cosas), de la que sólo se mantiene la torre. En la foto, puede verse en la pared de la torre dónde empezaba la nave.



Destaca en Hamburgo el lago Alster, en plena ciudad, y por el que navegan gráciles barcos  y veleros que transportan a aquellos inocentes turistas que quieran darse una vuelta por el lago. Mientras tanto, se pueden contemplar las mansiones de los más ricos de la ciudad, todas ellas con vistas al Alster, y algunas de ellas con embarcaderos propios. Para mofa y burla de mis amigos, si existiera un barrio Salamanca en Hamburgo, éste sería el que colinda con el Alster.


 
Calles importantes en Hamburgo, muchas, por distintos motivos. Algunas de ellas, muy comerciales, como Mönckebergstraβe, comúnmente apodada Mön por los paisanos, y Spitalerstraβe, donde se concentra la mayor parte del comercio de Hamburgo. También la archiconocida calle Reeperbahn, de la que ya os he hablado anteriormente, principal lugar para salir de fiesta por las noches, junto con el barrio de Sternschanze. Si me hubieran preguntado la semana pasada cuál es mi sitio favorito para salir de estos dos, probablemente hubiera dicho Sternschanze, pero después de este fin de semana, me quedo con Reeperbahn. Sólo le falla a esta última que eres susceptible de ser multado si la policía te ve con una botella de lo que sea; no fui multado, pero me soltaron varias coces en alemán diciéndome que dejara la botella antes de seguir caminando. En el fondo, entiendo sus razones, porque es una zona en la que siempre se arma jaleo con pasmosa facilidad, y la recorren delincuentes muy dados a estampar cosas de cristal en la cabeza del prójimo, sentimiento que se intensifica si están bebidos.

Para los amantes de los parques como el del Retiro de Madrid, aquí en Hamburgo aprovecharon en su día para hacerlos indiscriminadamente. Así están el Planten un Blomen, el StadtPark (al lado de mi residencia), el Alter Elbpark, el Wallanlagen, y tantos más con nombres alemanes que no me pararé a escribir aquí. Bueno, miento; el Planten un Blomen, considerando como el "pulmón verde" de Hamburgo, pudiera sonar a alemán, pero no lo es. Ni los hamburgueses, incluyendo a mi buen amigo Nils, que a veces parece haber nacido en Tumbuctú, saben de dónde viene. Parece ser que es un antiguo dialecto mezcla del alemán y el danés. Irrelevante.

Y por supuesto, al estilo de las capitales escandinavas, Hamburgo huele a kebab y a McDonalds, infestando los primeros gran parte de Hamburgo, indistintamente del barrio en el que uno se encuentre, y revelándose estos como una de las economías más boyantes de la ciudad. Con lo cual, si alguien tuviera repugnancia al olor del kebab, entonces le recomiendo sinceramente que no me haga ninguna visita, a no ser que traiga consigo una mascarilla Michael Jackson, que tan de moda están ahora. Además, muchos están situados en plena zona de marcha para tomarse uno antes de volverse a casa. Del McDonalds, sin comentarios, que son más comunes que un especial de Nochebuena, y todos los conocemos.


Así que tenemos mezcla de mansiones, prostíbulos y sex shops, grandes torres, kebabs, parques, canales y barcos, locales de fiesta, y últimamente un combinado de días dionisíacos y apolíneos, los primeros de miércoles a sábados, los segundos de domingos a martes. Prefiero los primeros, los otros son como olas mansas, aunque la semana que viene serán ocupados por la visita de mis padres a Hamburgo, mi marcha a Berlín, y, a mi vuelta, el trabajo.

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