Fray en Hamburgo

Mi año de prácticas Erasmus en Alemania... y lo que se tercie!

Acabada formal y oficialmente mi primera semana de trabajo, procede hacer una breve crónica de lo que ha sido. En realidad podría resumirse en pocas palabras, porque esencialmente me he dedicado a buscar por internet artículos relacionados con el futuro tema de mi proyecto, oséase, estudio de la distribución de la temperatura en ablaciones de tumores hepáticos mediante el procesado de imágenes de ultrasonido. Suena complicado, y más complicado es buscar información útil en las bibliotecas virtuales a las que tenemos acceso.

El caso es que el martes llegó Nicole toda pizpireta, y me dijo que el viernes, por hoy, tendría que hacer una presentación de lo que encontrara en una reunión con el jefe del departamento. Como sonaba serio, me puse a emplear mi tiempo debidamente, y lo que yo inicialmente pensaba que iba a ser una semana de aparentar y pintar la mona, acabó siendo una semana que, digamos, me ha mantenido ocupado.

Estos días me han servido para descubrir que los informáticos son gente a la que les encanta mandar la pelota al tejado del vecino. Todo empezó cuando Nicole me mandó instalar el Ansys: resulta que faltaban programas por instalar en mi ordenador, mi cuenta en Linux no estaba activa y toda suerte de torpezas por parte del IT Management, como aquí se les llama. Primero llamé a uno de los que estaban encargados, vino, vio mi pantalla y me dijo que eso no era cosa suya, que era de otro responsable. Llamé a ese otro responsable, y vino a los dos días para decirme que en realidad eso no era cosa suya, sino de otra persona, que casualmente era la que me había venido a ver en la primera ocasión. Una merienda de negros. Malditos informáticos. Al final se han conseguido poner de acuerdo para instalarme la aplicación a última hora de esta tarde. 

Con respecto a la reunión de hoy, pues muy bien, como no podía ser de otra manera, pero además con la noticia de que horas más tarde había organizada una conferencia con las oficinas de Philips en Washington, con el objetivo de aclarar aspectos relacionados con mi línea de investigación. Así que recibí una cordial invitación para unirme, escuché la charla del americano... y en realidad todo sirvió para que me mandaran más trabajo, porque ahora tengo que leer para el jueves que viene otros tantos artículos y hacer una nueva presentación.


Esa es más o menos la vida en la oficina esta semana. Con respecto a la comida, después de haber comido en Philips durante cinco días, decir que si me traen a Alemania el menú de la Student Union de Lappeenranta y no me lo dicen, no me entero. Lo mismo, aunque un poco más completo quizá. Salchichas, patatas, arroz, verdura variada, pescado, salchichas, estofados endemoniadamente picantes, wiener snitzel y salchichas. Y si algún día sobran salchichas, las vuelven a poner al día siguiente en el "Menú complementario", que normalmente suelen ser comidas especialmente altas en hidratos de carbono. Somos gente importante y con medios.

Y por fin llega el fin de semana. Hoy había organizada una gran fiesta en mi residencia, pero ha sido suspendida porque "hay personas que tienen la gripe A y no pueden asistir". Me parece lamentable y una idea propia de una república bananera. ¿Cuándo se suspende una fiesta porque haya gente que tenga gripe?. Aquí la gente a veces es muy rarita. Menos mal que esto es Hamburgo y siempre hay plan alternativo, en este caso, consistente en acercarse a Reeperbahn o Sternschanze, algo que pudiera parece rutinario pero que no lo es, que hay mucho sitio a donde ir por estas zonas. Otro día, más.

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