Fray en Hamburgo

Mi año de prácticas Erasmus en Alemania... y lo que se tercie!

Bueno, recién llegado de Berlín, procede relatar en este blog mis impresiones sobre la ciudad, a la que todavía no voy a ponerle apodo. Creo que necesito alguna visita más, y esta vez no será la última que vaya este año, así que lo dejaré para más adelante. La crónica del viaje será larga, así que podeis iros a hacer un té o un café, para tener entretenimiento mientras leeis. Quedais avisados. 

Berlín. La ciudad que fue pero que ya no es, y que ahora es otra cosa. Después de que quedara prácticamente rasa al finalizar la Segunda Guerra Mundial, propiciado ésto por lo que los mismos alemanes llaman textualmente "políticas insanas", Berlín está pasando por un constante proceso de reconstrucción, que aún no ha terminado. Por esto mismo, el primer día en Berlín se me hizo extraño: en realidad todo lo que veía existió en su tiempo, pero quedó gravemente dañado, con lo cual lo que uno ve en ocasiones es una reconstrucción. Exacta a cómo estaba antes, pero una reconstrucción. El truco es cambiar un poco el chip y verlo todo como nuevo, que fue lo que hice yo. Entonces fue cuando verdaderamente empezó a gustarme.


Grandes plazas, como la Gendarmenmarkt, son verdaderamente impresionantes, así como la catedral de Berlín o Berliner Dom, seriamente dañada en los bombardeos pero reconstruida y restaurada, y que es también uno de los edificios más colosales de la capital alemana. Para visitar otros edificios, como el Reichstag o parlamento alemán, había que hacer grandes colas. En este último caso, porque en lo que antes era la cúpula del edificio y que fue destruida, se hizo otra nueva a cargo de Norman Foster, y desde la cual se tienen buenas vistas de Berlín. Atraviesa la ciudad una calle llamada Unter den Linden (bajo los tilos), en la que efectivamente hay tilos, y que constituye la principal y más notable, por distintos motivos, arteria de la ciudad. Esta calle tiene mucha historia detrás, pero no me paro mucho, el que quiera que tire de wikipedia.


Restos del antiguo muro de Berlín, del que ahora se conmemora el 20 aniversario de su caída, quedan varios trozos, los cuales no llegué a visitar. Aún así, el lugar que mejor recuerda a la historia del muro es el conocido Checkpoint Charlie, que sí visité, y que fue uno de los pasos fronterizos entre el sector americano y el soviético, famoso por reflejar la crisis política de la Europa de la posguerra. Merece una visita, e incluso hay dos figurantes disfrazados de soldados de época con los que hacerse una foto.


Berlín en sí puede visitarse en dos días, así que decidimos irnos a Postdam, a 30 kilómetros, y al que se puede ir en el mismo metro. En Postdam puede verse el Schloss Sans Souci, palacio de retiro de Federico el Grande, y, entre otros palacios, uno de los más grandes e importantes de Alemania, del que no recuerdo el nombre. De lo mejor que he visto, con permiso de los de San Petersburgo. Así que una visita a Postdam es obligada si se está un número de días suficiente en Berlín.

Por eso de que Berlín quedo casi raso después de los bombardeos, varios arquitectos han hecho su agosto a base de constuir curiosos edificios, baluartes de la arquitectura moderna. Es el caso del Sony Center, en la Postdammerplatz, punto turístico importante por lo que allí han montado, y que cuesta describir. Personalmente, y aunque quede friki, me recordó a la nave marciana gigante de "Independence Day" cuando se abría para lanzar el ultra rayo que se cargaba las ciudades. Muy chocante. En general pueden encontrarse otros ejemplos de arquitectura moderna en Berlín en muchos puntos del mismo, aunque probablemente el más famoso sea éste que acabo de mencionar.



Sin embargo, lo mejor de Berlín no fue ni la ciudad, que desde luego merece una visita una vez en la vida al menos, sino algo que yo no tenía planeado ni visitar. Pero el destino (mis padres) es caprichoso. Existe en Berlín la Museumsinsel, en castellano "Isla de los museos", donde están los museos más importantes de Berlín y de Alemania; sólo dio tiempo a visitar dos: el Altes Museum, y el Museo de Pérgamo. "Museos, ¡pero qué mierda!". Sí, a mí también me dio pereza, pero sin ninguna duda, y por mucho, lo mejor de esta visita a Berlín no ha sido ni la ciudad, ni Postdam... sino el Museo de Pérgamo. Indescriptible, y debe ser de visita obligada para todo el que pase por Berlín. No he visto cosa igual nunca. No digo más. Sólo decir que en el museo se conservan restos de edificios de algunas colonias griegas en Asia Menor, como eran Pérgamo y Mileto. Dejo únicamente esta foto para que se vea una de las maravillas que guarda; decir "maravilla" no es casual, porque el Altar de Pérgamo, que es lo que se puede ver en la foto, es la única de las maravillas del mundo antiguo que se conserva en la actualidad.

Queda para una próxima visita a Berlín un obvio repaso de la ciudad, y si me sobra tiempo y siguiendo con la fiebre de museos que extrañamente me invade, no estaría de más una visita al Neues Museum, que guarda el famoso busto de Nefertiti. Estaba programado ir a verlo hoy antes de volverme a Hamburgo, pero por ser un museo nuevo (se inauguró en abril de este año) y por el factor Nefertiti, las colas de espera son enormes, y no dio tiempo. Queda para una próxima visita.

Con respecto a la gente, Berlín estaba infestado de turistas españoles e italianos al uso, a voz en grito por la calle y soltando chascarrillos inconvenientes. Les da igual viajar a Berlín que a Tegucigalpa. Se confirma de nuevo mi teoría de que la que más viaja es la chusma. Es lamentable. Procuro decir algo en alemán al estilo Entschuldigung o un muy cerrado Hallo si me los encuentro, para que me tomen por alemán de ascendencia ibérica, y no me den el coñazo con preguntas improcedentes o comentarios fuera de lugar. Lamentable. Y en relación con la comida, exceptuando kebabs, McDonalds, puestos de salchichas y derivados, en Berlín se come por un precio medio de entre 10 y 15 euros. Ni caro ni barato.

Así que, resumiendo, visita a Berlín francamente satisfactoria, y a la que se debería ir antes o después en la vida de uno, por muchos motivos, ya sean históricos, arquitectónicos o culturales. A mí en particular me interesó especialmente la historia del muro de Berlín, y también la del Berlín antiguo, es decir, el de antes de la guerra. Cuestión de gustos e intereses de cada uno. Si alguien tiene entre sus planes ir a Berlín, que me lo haga saber, y me replantearé una nueva visita, porque siempre queda algo por ver.

Mañana, mi primer día de trabajo. Crónica del mismo también mañana, a estas horas.



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