Escribo el post mientras veo por mi ventana cómo cae la nieve sobre Hamburgo, y deja tras ella un paisaje que me recuerda en parte al del año pasado en Lappeenranta. Esta nevada no es ni parecida a las que caían allí entonces, pero es suficiente para dejar algunos centímetros de nieve en la calle. No me molesta, me gusta, la prefiero a la lluvia y, lo más importante, me trae muy buenos recuerdos. Bueno y malo a la vez.
Pasan de momento los días de esta semana como lo venían haciendo anteriormente, salvo que ahora la pregunta que nos hacemos los unos a los otros es "¿cuándo te vuelves?". He respondido a esta pregunta cientos de veces esta última semana, y lo curioso es que la misma gente me vuelve a hacer la pregunta una y otra vez. Es lo que tiene preguntarle la misma cosa a 200 personas más, las respuestas acaban mezclándose unas con otras.
En Philips, también semana de despedidas. Jingang vuelve tres semanas a China, y Barath se va definitivamente, ahora que ya ha terminado su tesis. Dice que le han contratado en el INSA de Lyon, así que no le irá mal, salvo probablmente por el idioma horrible que se habla en ese país y al que tanta manía le cogí. A los demás les veo de nuevo próximamente, porque el día tres de Enero estaremos casi todos de vuelta. Nicole, mi supervisora, no ha estado esta semana porque decidió irse prematuramente de vacaciones, así que estoy viviendo bajo la sensación de que no tengo que aparentar nada. Esto se ha traducido en más horas para dormir, en detrimento de llegar a una hora razonable a trabajar.
Con respecto a mis compañeros de piso, creo que no lo he mencionado todavía, pero tenemos una nueva adquisición de hace escasos días: una alemana se acaba de mudar aquí. Está loca de atar, y no para de quejarse de lo mucho que le grita su jefe y lo mal que lo pasa en el trabajo. Con respecto a mi amigo indio Rishab, se encuentra ahora mismo celebrando en su habitación su fin de exámenes. Acaba de llegar de una fiesta y está completamente ebrio, viendo con más indios un episodio de The Big Bang Theory mientras beben vodka barato mezclado con Coca Cola light. Ernesto está desaparecido en combate, los chinos están ya dormiditos hace rato, y el ruso loco (que está en la habitación que antes ocupaba el neozelandés) ha traído a unos irritantes amigos alemanes que están a voces en la sala común. Menos los chinos, todos ellos se van de la Paul Sudeck a finales de este mes para no volver, así que les haré una tortilla de patata para despedirles. Echaré de menos a Rishab y Ernesto, he pasado muchos momentos graciosos con ambos.
Ayer fue mi última fiesta de la Paul Sudeck del año, a la que fuimos los de siempre. Además hoy no me preocupaba llegar tarde a trabajar porque, como he dicho, no está Nicole, con lo cual no iba a ser requerido por nadie ni nadie me iba a echar ningún ojo. Desafortunadamente, mañana tendré que madrugar porque nos dan una charla de seguridad laboral a las diez de la mañana. Sólo espero que no sea en alemán. Hablando de alemán, he abandonado la academia en la que estaba para unirme al Goethe Institut en Enero, espero darle un empujón definitivo al idioma. La academia anterior estaba llena de búlgaras y rumanas sucias, un moldavo de maneras extrañas, una francesa insoportable y creída como sólo lo son ellas a veces, y una chica colombiana que me ha tenido el mes entero buscándole piso. Las clases muy bien, pero la gente era extraña y daba penita.
Y por lo demás, mañana hay fiesta en Europa Haus, que se anuncia como una de las más locas del semestre, así que procedo a meterme en la cama y dormir algo, para no estar derrotado mañana antes de tiempo. Próximamente, último post de mi semana en Hamburgo, probablemente antes de mi partida a casa, anunciada para este domingo. Hasta pronto.