Fray en Hamburgo

Mi año de prácticas Erasmus en Alemania... y lo que se tercie!

Llegó Febrero, y con él más nieve, menos frío, más trabajo que el habitual, y nuevos compañeros de piso, en detrimento de mi convivencia con mis vecinos chinos, que se fueron con el nuevo mes junto con la alemana tarada.

Tarde de domingo rara, como diría la canción, en la que me dedicaba a ver Dexter, cuando alguien llamó a mi puerta. No es habitual que esto pase en mi pasillo, mucho menos un domingo y a esas horas. Abrí mi puerta, y me encontré con dos sonrientes caras, la de un chico rozando los 30, y una chica de edad similar con un inquietante parecido a Ángela Lansbury. Se presentaron muy cordialmente y me dijeron que eran mis nuevos vecinos, ambos venidos de Austria, y según lo que llevo observando estos días, son aparentemente pareja de hecho. Al principio se lanzaron en alemán, pero conseguí frenarles a tiempo para evitarles la sensación de estar repitiéndose cuando me volvieran a contar lo mismo en inglés. En realidad algo les había entendido, pero para no hacernos perder el tiempo mutuamente, más rápido si era en inglés. Es más que sospechosa la coincidencia de esta pareja en la misma residencia en el mismo piso, tengo la teoría de que han sido beneficiados por alguna clase de enchufe. Viven ahora en sendas habitaciones ocupadas anteriormente por los chinos, que por suerte se han ido para no volver. No echaré de menos las lagunas al lado de la ducha, los largos pelos negros en cualquier parte del baño, y el ruido de sus máquinas especiales para preparar el arroz, sin mencionar los atascos en el fregadero de la cocina debido a cantidades ingentes de algas que comían.

Me enteré hace pocos días de que la habitación que ocupaba mi amigo indio, y que tristemente se ha marchado a Nueva Delhi, la ocupa ahora un alemán al que ví por primera vez ayer, con lo cual no tengo opinión formada acerca suya. Se dedica a hacer apariciones fugaces entre su cuarto y la nevera de la cocina, y también al baño. Enfrente mío, donde vivía Enresto, de Argentina, vive otro alemán que no habla con ninguno de nosotros alvo con alguien al otro lado de su teléfono móvil. Ningún interés en profundizar en esa amistad. También hay otro alemán con una apariencia que se asemeja a la de Mr. Potato, y que en ocasiones hace gala en el pasillo de originales esquijamas que dibujan curiosas formas.

Queda sólo por contar detalles acerca del alemán que ha venido a vivir justo al lado de mi habitación, ocupada durante un tiempo por un neozelandés y justo después por un ruso que se fue para alivio de todos. Alemán simpático donde los haya y que da animada conversación, intercalando algunas frases que aprendió en unas vacaciones en Lloret de Mar, en su mayoría verdes. Dice que estudia para unos exámenes que no acaban de llegar, pero mientras tanto se pasa las horas muertas tumbado en el sofá de la sala común y viendo la televisión alemana, que aunque pueda sonar increible, es mucho peor que la española. Todo programas derivados del 50x15 y abundantes concursos de telerrealidad.En general, todo bastante kafkiano.

Breve apunte en lo que concierne al trabajo: se complica el proyecto cada día, fundamentalmente porque tengo que utilizar herramientas que no conozco, como son el VTK, el ITK, y otras para manejar segmentaciones del hígado a las que ya les cogí el truco. Siguen sucediéndose las reuniones con Nicole semanalmente en la que tengo que dar cuenta de lo que he hecho, y de paso explicarle mis problemas a alguien del departamento que me pueda solucionar parcialmente la vida.

Próximamente, el esperado viaje a Colonia con motivo de los Carnavales, que promete ser un viaje destroy, más detalles a mi vuelta el domingo.

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